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¿Cómo dormir a un bebé cuando está enfermo?

Cuando mi bebé está enfermo, las noches se convierten en un reto, tanto para él como para mí. Sabemos lo importante que es el sueño para su recuperación, pero a veces, cuando está congestionado o tiene fiebre, es casi imposible lograr que duerma bien. Lo peor es que esa falta de descanso solo empeora su malestar y al mismo tiempo me deja agotada. Sin embargo, he aprendido algunos trucos para ayudarlo a descansar mejor y, al mismo tiempo, aceleramos su proceso de recuperación.

Descongestion nasal

Uno de los primeros pasos que doy es tratar de aliviarle la congestión. Cuando está con la nariz tapada, es muy difícil que pueda dormir tranquilo. Intento usar algunos aerosoles nasales naturales o incluso un suave masaje para ayudar a despejarle las vías respiratorias. También me he dado cuenta de que cuando está muy congestionado, el chupete no le ayuda, ya que no puede respirar bien, lo que lo pone más nervioso y le cuesta mucho más calmarse. Así que, en esos momentos, intento hacerle un masaje suave para relajarle y ayudar a despejar su nariz.

Alimentación

Otra de las cosas que he aprendido es que la alimentación juega un papel crucial. Cuando está enfermo, es normal que pierda el apetito, pero es importante que siga comiendo para mantenerse fuerte. A veces, la fiebre o el dolor de garganta le hacen rechazar la comida, y eso puede afectarlo más de lo que me gustaría, especialmente por la noche, cuando se vuelve más irritable. En esos momentos, trato de ofrecerle más leche materna o fórmula, y aunque no se alimente como en sus días normales, trato de asegurarme de que reciba lo necesario para que su cuerpo pueda seguir combatiendo la enfermedad.

Horarios

En cuanto a la rutina, aunque parezca contradictorio, he aprendido que mantenerla es fundamental. Incluso cuando está enfermo, trato de mantener su horario de siestas. Aunque puede ser tentador dejarlo dormir más de lo habitual durante el día, lo mejor es no interrumpir su ciclo de sueño y seguir con las pequeñas rutinas que siempre hace antes de dormir. Esto le ayuda a descansar mejor por la noche, y aunque no duerma como un bebé sano, al menos su descanso es más efectivo.

Cuidarse a una misma

Y lo más importante, no me olvido de cuidar de mí misma. Sé que es difícil cuando estoy tan agotada, pero descansar un poco cuando él lo hace me ayuda a estar más alerta y con más energía para reconfortarlo. A veces, le pido a mi pareja o a algún familiar que me ayude para poder descansar unas horas, aunque al principio me siento un poco culpable. Sin embargo, sé que es fundamental que también cuide de mi salud para poder estar a la altura de las necesidades de mi bebé.

En resumen, aunque ayudar a un bebé enfermo a dormir no es fácil, con estos pequeños trucos y mucha paciencia, se puede lograr que se sienta mejor y, lo más importante, que descanse lo suficiente para recuperarse.

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